Formación Cívica y Ética.

Introducción.

En la formación cívica y ética se expresa el carácter democratizador, nacional
y laico que orienta a la educación pública y, por tanto, promueve en
los educandos el establecimiento y la consolidación de formas de convivencia
basadas en el respeto a la dignidad humana, la igualdad de derechos, la solidaridad,
el rechazo a la discriminación, el aprecio por la naturaleza y el cuidado
de sus recursos.
En congruencia con lo anterior, la educación básica se orienta a que niños
y jóvenes adquieran los conocimientos, habilidades, valores y actitudes básicos y
necesarios para alcanzar una vida personal plena, actuar como ciudadanos comprometidos
y continuar aprendiendo a lo largo de su vida.
La formación cívica y ética en la escuela es un proceso basado en el trabajo
y la convivencia escolar, donde niñas y niños tienen la oportunidad de vivir y
reconocer la importancia de principios y valores que contribuyen a la convivencia
democrática y a su desarrollo pleno como personas e integrantes de la
sociedad.
La formación cívica y ética promueve la capacidad de los alumnos para
formular juicios éticos sobre acciones y situaciones en las que requieren tomar
decisiones, deliberar y elegir entre opciones que, en ocasiones, pueden ser
opuestas.
En este razonamiento ético juegan un papel fundamental los principios y
valores que la humanidad ha forjado: respeto a la dignidad humana, justicia,
libertad, igualdad, solidaridad, responsabilidad, tolerancia, honestidad, aprecio
y respeto de la diversidad cultural y natural.
Estos principios se manifiestan en las actitudes, formas de comportamiento
y de pensamiento de personas y grupos, los cuales constituyen una referencia
necesaria para que niñas y niños aprendan a formar su perspectiva sobre asuntos
relacionados con su vida personal y social.

Tomado de Planes y Programas 2009. SEP.